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lunes, 22 de marzo de 2010

IMAGEN IMBORRABLE

Todavía recuerdo la imagen de mi padre sujetando mi cuello caminando alrededor de la plaza Bolívar. Relatándome la grandeza de ese hombre convertido en estatua. Ignorado por miles de personas que prefieren tocar sus dedos sobre las teclas de un pequeño teléfono.
Mis ojos se mostraban inmensos ante tanta genialidad: ¡Y el solo liberto seis naciones!- exclamaba la inocencia oportuna.

Todavía recuerdo la imagen de mi padre sujetando mi cuello y enseñándome el valor de los símbolos patrios. Sin aves de guerra ni problemas existenciales; respirando la luz de la ilusión. Ignorando el futuro, amando el presente.

Y cuando me toque el momento de ya no existir. Antes quisiera recordar la imagen de mi padre sujetando mi cuello y relatándome la grandeza de ese hombre, convertido en estatua, llamado Bolívar.

Emilio Pino Salinas.

BRINDIS


Mis amigos, desertores del infarto,
Convirtiéndose en lirios inmortales
¡Les digo!:
Alarguemos este amor por las letras
Y el oficio que alumbra la tempestad.

Un brindis, un brindis, por aquellos que escriben,
Hermoso camino
O destino
O vida eterna.

Y en este momento recuerdo su mirada.
Con el deseo íntimo y el placer purificado.
Su piel oscura con el aroma vivo.
Ese contacto bordara la tierra
Pero hoy es imposible,
Solo escribo, solo escribo.

Escribimos, impulsados suavemente por el viento
Edificando enormes torres de memorias y sueños.
Es por eso el brindis,
El brindis inmortal.
Por este oficio que no descansa,
Nunca descansa.


Emilio Pino Salinas.