
Mis ojos se mostraban inmensos ante tanta genialidad: ¡Y el solo liberto seis naciones!- exclamaba la inocencia oportuna.
Todavía recuerdo la imagen de mi padre sujetando mi cuello y enseñándome el valor de los símbolos patrios. Sin aves de guerra ni problemas existenciales; respirando la luz de la ilusión. Ignorando el futuro, amando el presente.
Y cuando me toque el momento de ya no existir. Antes quisiera recordar la imagen de mi padre sujetando mi cuello y relatándome la grandeza de ese hombre, convertido en estatua, llamado Bolívar.
Emilio Pino Salinas.